La importancia de tener un buen jefe/a
¿Ser jefe/a no es lo mismo que ser líder? (spoiler: NO) Saber hacer bien tu trabajo no garantiza que sepas guiar a un equipo. Liderar es otra liga: implica escuchar, dar ejemplo, dar y aceptar feedback y reflexionar sobre tu impacto en el equipo. He preparado 6 puntos prácticos con preguntas incómodas para reflexionar sobre tu forma de liderar. Algunas son sencillas, otras pueden doler un poco… pero todas buscan lo mismo: ayudarte a ser el/la líder que tu equipo necesita.
LA VENUS LABORAL
Mara Bonacasa
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Una de las cosas más decisivas en el mundo laboral es tener un/a buen/a líder. En mis años de experiencia me he encontrado de todo: responsables que se arremangan y trabajan como una persona más del equipo, otros que solo ven números y otros empáticos y atentos con su gente. Pero está claro que los/las mejores son quienes inspiran motivación, escuchan y entienden que la relación con el equipo es un toma y daca: nadie puede dar sin recibir.
El problema es que muchos jefes/as parecen olvidar que su actitud impacta directamente en el ánimo y la productividad de su equipo. Se limitan a señalar la baja motivación de los/as demás, como si fuera responsabilidad exclusiva del trabajador o la trabajadora. Es lo mismo que pasa en las relaciones de pareja cuando alguien culpa al otro de todos los males sin pararse a pensar en cómo está contribuyendo a que la relación se deteriore.
En coaching hablamos del círculo de influencia. No puedes evitar que un miembro del equipo atraviese una depresión, pero sí puedes acompañarle, guiarle y ajustar sus responsabilidades en esa etapa. Igual que en una relación no puedes cambiar los problemas externos de tu pareja, pero sí estar ahí, escuchar y apoyar.
Muchos/as piensan que ser buen técnico/a equivale a ser buen/a líder (spoiler de nuevo: NO). Saber hacer bien tu trabajo no te convierte automáticamente en alguien capaz de guiar a un equipo. Liderar es otra liga, y aunque se puede aprender, requiere mucho más que habilidades técnicas.
Un equipo sin objetivos comunes se desmorona. Y sí, hay managers que se sienten intimidados/as por el talento de su equipo y prefieren no escuchar, como si hacer oídos sordos borrara el problema. Es como aguantar en una relación el silencio, las malas caras y la distancia, con la esperanza ingenua de que un día todo cambie por arte de magia.
La comunicación es clave en un equipo, igual que lo es en una pareja. Necesitamos espacios para decir cómo nos sentimos, qué necesitamos y qué vemos que quizá el/la líder no percibe. Y claro que da miedo. A nadie le gusta escuchar que podría hacerlo mejor. Pero, ¿no pedimos siempre humildad, resiliencia y trabajo en equipo en las entrevistas? Curioso que después muchos/as líderes huyan de lo mismo que exigen.
Ser jefe/a significa reflexionar: qué aporto yo, qué debo mejorar, qué puedo escuchar sin juicio. Es mucho más fácil dar consejos que aplicárnoslos. Y ahí está la pregunta incómoda: ¿qué temes cuando imaginas esa conversación con tu equipo? ¿Que descubran tus debilidades? Tranquilo/a, probablemente ya las han visto. Lo importante es si estás dispuesto/a a trabajarlas.
Si pudieras observar a tu equipo desde fuera, ¿qué verías? ¿Qué te diría tu referente, o la persona que aspiras a ser? ¿Tus valores están alineados con los de tu equipo o jugáis partidos diferentes?
Liderar es una gran responsabilidad. Mantener un equipo cohesionado es como mantener a flote una pareja en tiempos difíciles: requiere objetivos claros, valores compartidos y mucha empatía. Porque al final, en el trabajo como en el amor, la pregunta más poderosa es siempre la misma: ¿te has puesto en la piel del otro/a?
He preparado 6 puntos prácticos con preguntas incómodas para reflexionar sobre tu forma de liderar. Algunas son sencillas, otras pueden doler un poco… pero todas buscan lo mismo: ayudarte a ser el/la líder que tu equipo necesita.
Escucha activamente: no se trata solo de oír, sino de preguntar, validar y demostrar que entiendes lo que tu equipo te dice.
¿Cuándo fue la última vez que tu equipo sintió que realmente le escuchabas, y no solo que esperabas tu turno para hablar?Fija objetivos compartidos: la gente necesita saber hacia dónde va y cómo contribuye cada persona al resultado común.
¿Qué tan claro es para tu equipo el objetivo común que perseguís? ¿Podrían explicarlo en una frase sencilla?Haz feedback frecuente: reconoce lo que funciona y corrige lo que no, antes de que se convierta en un problema mayor.
¿Das feedback solo cuando hay un problema, o también cuando las cosas van bien? Y más allá de eso, ¿cómo muestras a tu equipo que tú también estás abierta a escuchar lo que opinan sobre tu manera de liderar?Da ejemplo: no puedes pedir compromiso si no lo demuestras tú primero.
Si tu equipo imitara tu nivel de implicación, ¿estarías orgulloso/a del resultado?Sé accesible: genera espacios donde tu equipo pueda hablar sin miedo a juicios o represalias.
¿Cuándo fue la última vez que recibiste activamente feedback sobre el estado del equipo y sobre tu propio liderazgo, y qué hiciste con esa información?Trabaja en tu autocrítica: reflexiona sobre cómo tus decisiones, tu actitud, tu forma de organizar el trabajo e incluso tu estado de ánimo impactan en el clima del equipo y ajústalas cuando haga falta.
¿De qué manera notas que tus decisiones, tu actitud diaria o tu forma de organizar el trabajo están influyendo en la motivación y el compromiso de tu equipo?
¿Cuál es el punto que más resuena contigo?, ¿Hay alguno en particular que te haya hecho reflexionar sobre la persona que quieres ser?